Cuéntame, gran sabio del pelo gris.
Lo necesito saber:
Por qué lloran los ríos
y se enfurecen los mares
que veo desde aquí.
Cuéntame, niña de manos embarradas
que entre juegos y risas
ya lo habrás escuchado:
Por qué están agitados los árboles
y se oscurecen las nubes
que están por venir.
¿De verdad quieres saber?
Es un secreto que me contó el viento.
¡La muerte no es el final!,
y las hojas marchitas renacerán.
Ahora lo entiendo.
No siempre somos calma y paz.
En ocasiones, la tormenta empieza.
En ocasiones, la niebla acecha...
e inevitablemente, el otoño llega.