¡Qué torpeza la mía!,
al escoger a mis hadas madrinas
que me sacan de fiesta cada día.
Torpeza es quemar cocinas con la sartén y
limpiar vómitos sin rechistar,
pues mis hadas están
para usar su magia en un plis plas.
Torpeza la mía por necesitar su compañía,
que me ayuden a buscar el conjunto ideal
y nos hagamos boomerangs en el primark.
Serendipia es haberlas conocido,
en un cuento que empezó años atrás,
y que permanezcan aquí
hasta el final.
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