Tal vez fantasía y realidad se
confunden en mi mente, y ya no puedo distinguir entre lo que es real
y el mero fruto de mi imaginación. Puede que la realidad sea una
fantasía y la fantasía pura realidad.
El problema es cuando las fantasías
continúan en tus sueños y estos se acercan, te rodean y te nublan
hasta presionarte el corazón, dejándote sin respiración. Con esto
lidiamos los que tenemos imaginación, que sin darnos cuenta las
fantasías se convierten en pesadillas, ahogando nuestros sueños y
dificultando la visión de la luz del día.
Hay un hombre en la silla, un ojo en
la mirilla... ¡que desaparezca la neblina!
Tal vez mi mente es un paraíso
infernal donde resisto y saboreo el elixir agrio y envenenado de
estas fantasías corrompidas. Mientras para el mundo solo soy el
vacío que callo, la soledad que exhibo y las palabras que no digo.
Tal vez lo que necesite sean más
pastillas, o mejor aún... un beso en la mejilla.
Buenos días bebé, ¿has dormido
bien?
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